7 de septiembre de 2010

Victor Cuica.

Víctor Cuica representa a uno de los músicos de jazz más importantes surgidos en Venezuela en la segunda mitad del siglo XX. Nace en Caracas, en Abril de 1949 y en 1963 comienza sus estudios en la Escuela de Música Militar (La Victoria, estado Aragua) para posteriormente ingresar en la Escuela de Música Superior "José Ángel Lamas (Caracas). A comienzos de la década de los setenta, ingresa a la Orquesta de Chucho Sanoja y posteriormente forma parte de la agrupación Oscar y Sus Estrellas de Oscar D´ León. Junto a su carrera musical, también desarrolla una carrera como actor de cine y televisión participando en numerosas producciones de gran éxito. Cómo músico desarrolla una obra donde fusiona elementos de jazz con ritmos latinos y pequeñas dosis de blues. Su primer álbum se tituló Que Sea Para Siempre (1983), al cual siguieron discos de gran importancia como Tierra de Gracia (1992), Noctámbulo (1993), Víctor Cuica y Alberto Lazo (1997), Los Locos de Caracas (2000) e Internacionales (2006). Ha compuesto la música de algunas películas ganando el premio como mejor banda sonora (1997) para la película Santera. Parte de su obra musical para películas aparece en el recopilatorio Soundtracks (2004). Su carrera musical no sólo está representada por sus obras discográfica, también ha aparecido como músico invitado en grabaciones de artistas reconocidos como Gerry Weil y Gonzalo Micó, ha realizado numerosas presentaciones en el país y en el extranjero entre las cuales destaca ser el primer venezolano en participar en el prestigioso Festival de Jazz de Montreux (Suiza, 1985), además de presentarse en eventos como el Festival Memphis in May (Estados Unidos), Festival de Verano de Quebec (Canadá), Festival Mar del Jazz (Argentina) y el Festival de los Tres Continentes (Francia).
Victor Cuica (1949-)
Nace en Caracas el 19 de abril de 1949. Como muchos interesados en la música popular, comenzó a estudiar en la Escuela de Músicos Militares de La Victoria, estado Aragua. A los dieciséis años finaliza su aprendizaje especializándose en el saxofón tenor. Sus primeros trabajos los realiza en el ejército, en la banda del Batallón Bolívar, donde permanece durante dos años. En 1968 se integra a la Banda de la Marina, cuyo repertorio incluía temas de Glenn Miller y otros directores de las grandes bandas de la Era del Swing. Son los primeros contactos con algunos temas relacionados con el jazz. Intrigado por este género, compra sus primeros discos: dos larga duración de los saxofonistas tenores Paul Gonsalvez y Sonny Rollins.
Cuica, no conforme con lo aprendido en las escuelas militares, a la vez que continuaba como miembro de las bandas de la Marina, logra inscribirse en la Escuela Superior de Música José Angel Lamas. La coincidencia de un examen en la academia y de una presentación lo obliga a escoger y se retira de la vida militar con el grado de cabo II, para integrarse a la vida civil. En la Escuela Superior estudió flauta, teoría, solfeo, armonía, bel canto y dirección coral. Esta preparación lo ayudó a conseguir un trabajo como director de la coral de la Universidad Católica Andrés Bello y, simultáneamente, se presentaba en locales nocturnos. Su primer cuarteto estuvo integrado por él mismo en el saxo tenor, Freddy Bossa en el piano, Armando "Caraquita" Cáceres en la batería y José Castro en el bajo. Su repertorio incluía música muy variada: salsa, charanga, pachanga y algo de jazz. Son años en los que Cuica todavía no sabe improvisar y sólo se dedica a llevar la melodía.
Un contrato lo traslada a la isla de Aruba y allí permanece durante seis meses. Un período que aprovecha para realizar investigaciones sobre la improvisación, pero en el campo de la salsa. A su regreso, a comienzos de los setenta, se integra a la vida nocturna de Caracas y, junto con el pianista Oscar Maggi, forma un grupo para tocar en L'Insolite, una de las cervecerías más populares de los setenta. Con Maggi se preocupa más por el jazz y la bossa nova, y poco a poco va desarrollando su habilidad para la improvisación.
En 1974 abandona las presentaciones musicales para dedicarse a la actuación en el cine y la televisión. En la segunda mitad de esta década profundiza sus estudios de canto y realiza cursos y talleres de arte dramático. En sus ratos libres tocaba la guitarra, y el saxo lo tenía prácticamente olvidado.
En 1981 retorna al campo de la música y organiza un grupo llamado Victor Cuica y su jazz latino, dedicado exclusivamente al jazz. Sus miembros eran Cuica en el saxo tenor, Héctor Hernández en el bajo, Junior Romero en el piano, Oscar Rojas en la batería y Eleazar Yánez en los saxos. Con este grupo fue invitado a un festival en Memphis, EE.UU. y luego tuvo el privilegio de ser el primer venezolano en ser invitado al prestigioso Festival Internacional de Montreal. De aquí en adelante se ha preocupado más en ser un intérprete con un sonido propio que un compositor. Sus estudios se han centrado no sólo en el.jazz, sino también en la fusión de la música latina con el jazz clásico y, además se ha interesado en improvisar dentro de los ritmos folclóricos del Caribe, la samba, la bossa nova y el calipso.
Entre sus trabajos más sobresalientes como actor en el cine están las películas Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia (1977), Manoa (1980), De cómo Anita Camacho quiso levantarse a Marino Méndez (1986) y Tierna es la noche (1992). También ha escrito las bandas sonoras del documental Claus y su vuelta larga tierra inundada (1986), El mar del tiempo perdido y de Macu, la mujer del policía (1987).
Además de su temperamento como músico y actor, Cuica también ha sido un buen animador. En sus presentaciones frecuentemente se acompaña con chistes y en los noventa ha estado experimentado como bolerista.
Al escribir sobre jazz, es también necesario hacerlo sobre su hábitat natural: los locales nocturnos. En muchos de ellos los grupos contratados tenían como función interpretar temas variados y entre ellos estaban los estándares del jazz. Fueron centros con una corta existencia y que, dada su indefinición, terminaban derivando en otra cosa o desaparecían. En otros, las excepciones, las bandas tocaban sólo temas de jazz. Eran los preferidos por los intelectuales, los snobistas, los verdaderos aficionados, los músicos profesionales, en fin, por todos aquellos deseosos de escapar de la mediocridad de otros centros nocturnos. De ellos, dado el gran apoyo prestado a los músicos, Las Cien Sillas, el Barcelino y el Juan Sebastián Bar son los más recordados.

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